Te quiero dar las gracias por pasarte y comentar en mi blog, esto me ha permitido llegar al tuyo, por lo que con tu permiso me hago seguidor y amenazo con volver. Saludos.
Me gustan los secretos, Pat. Se esconden en huecos y sótanos que nadie más que uno mismo sabe dónde están. Es como cuando de niños escondíamos nuestros juguetes para que nuestros hermanos no los usaran.
Me gustan los secretos porque siempre revelan y sacan a la luz algo importante de uno mismo.
Está bien que la silla siga vacía. y si la silla en vez de una silla es una hamaca oscilante, mejor...
Quizás la silla se pueda llenar de alguna manera... ¿un blog? Es un buen amigo, quizás el mejor... siempre a solas con el autor que dicta sus pensamientos a un mundo, quizás no tan lejano
Y que sea ése el único legado que en verdad dejemos: el recuerdo de una silla vacía. De un sitio.
A veces me da miedo pensar en ausencias. Las sillas vacías invitan a ello, al mismo tiempo que invitan también una llegada, una bienvenida, o un comienzo.
Siempre hay una silla vacia en nuestras vidas.
ResponderEliminarUn saludo.
Te quiero dar las gracias por pasarte y comentar en mi blog, esto me ha permitido llegar al tuyo, por lo que con tu permiso me hago seguidor y amenazo con volver.
ResponderEliminarSaludos.
"Lo que no se dice también está dicho". Lo escribió Cortazar en uno de sus cuentos.
ResponderEliminarSaludos.
Certera reflexión y buena foto para ilustrarla.
ResponderEliminarSaludos.
Una entrada muy buena acompaña de una mejor reflexión.
ResponderEliminarSaludos.-
Siempre estamos esperando que la ocupen...llegará algún día,,,lo sé..un beso desde Murcia..seguimos...
ResponderEliminarA veces es mejor esa silla vacía que el desatarnos la lengua...
ResponderEliminarMe encanta la fotografía
Besos
Me gustan los secretos, Pat. Se esconden en huecos y sótanos que nadie más que uno mismo sabe dónde están. Es como cuando de niños escondíamos nuestros juguetes para que nuestros hermanos no los usaran.
ResponderEliminarMe gustan los secretos porque siempre revelan y sacan a la luz algo importante de uno mismo.
Está bien que la silla siga vacía. y si la silla en vez de una silla es una hamaca oscilante, mejor...
Un beso, guapísima
Como no hablo apenas debo tener miles de sillas a mi alrededor.
ResponderEliminarBesos.
Quizás la silla se pueda llenar de alguna manera... ¿un blog? Es un buen amigo, quizás el mejor... siempre a solas con el autor que dicta sus pensamientos a un mundo, quizás no tan lejano
ResponderEliminarA veces tenemos que sentarnos en la silla vacía, hasta que gota a gota colma el vaso y estallamos.
ResponderEliminarun abrazo.
Mas vale uno por lo que calla que por lo que dice... Bonita foto, un beso.
ResponderEliminarTodos tenemos una que otra silla vacía.Saludos desde Panamá.
ResponderEliminarLo que no se dice...
ResponderEliminary lo que no se ve!
Ahhhh la sombra!
Un abrazo Pat.
PD. Aunque a veces un silencio dice más que mil palabras.
A gente sempre tem um vazio que poderá ser preenchido... basta que temos uma oportunidade ao menos...
ResponderEliminarUm beijo carinhoso.
Tengo que ponerme al día. llevo algunas semanas sin poder conectarme. Pero siempre un placer volver por tu casa.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Una imagen que refleja perfectamente el texto...muy buena toma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pienso que algun@s igual tienen todo un mobiliario.
ResponderEliminarSaludos.
Y que sea ése el único legado que en verdad dejemos: el recuerdo de una silla vacía. De un sitio.
ResponderEliminarA veces me da miedo pensar en ausencias. Las sillas vacías invitan a ello, al mismo tiempo que invitan también una llegada, una bienvenida, o un comienzo.
Me encanta la fotografía.
:)
Pero licenciada en psicología tenías que ser para mandarte esa frase! Buenísima!
ResponderEliminarUn placer quedarme aquí.
Bello blog.
Abrazos y feliz domingo.