sábado, 29 de junio de 2013

Aire de Luna y Rayo de Sol

Lo siento,
tal y como esperaba
La Luna no se dejó coger un pedacito.
He vuelto sin nada en los bolsillos
pero plena del aire que intenté atrapar en un pequeño frasco.
...No sé lo que me durará
pero en mi mirada y en mis pulmones
bajo llave lo guardo.

Y bajo un Rayo de Sol
al que le brotaron alas transparentes de mariposa
que me abrazaron, me acariciaron,me exploraron...
yo imaginé que era él el que me besaba,
él, el que me hacia temblar electrificada
y a punto de explotar o de recomponerse mi corazón malherido
sufrí gozosamente el variable recorrido de una fuerte ola de mar,
que besa la orilla y se aleja para de nuevo entrar...

y él retuvo mis gemidos,
pero !Ay! 
Exhalé mi aire de Luna,
me lo arrancó 
y se alejó veloz con mi locura.


Cada día el sol ilumina un mundo nuevo
Paulo Coelho

Dream for the Return. Path Metheny


Títulos y reconocimientos:
Gracias Remei por la bella poesía que compartiste.
Aniquiladora, como no he podido llegar a la luna voy a disfrutar del sol.
Si,Mínimal, a esto se le llama Deseo de Desear.
Vivimos con ilusiones...y si no es así, mal asunto Júpiter.
Ventana de Foto, sigo soñando.
Máximo, imagino tu nombre reflejado en un espejo
Chapi,,,prefiero un viaje a la luna; dejemos el resplandor (Te lo confieso, el cristal del avión hiper sucio)
Paco...no llegué a la luna...pero en la tierra hay sensaciones  maravillosas (tu lo sabes!)
Y más, aún mas Trini, Amando, Amapola azzul., Emiliano, Antiqua Foto, Anjespinosa, Ana, Jan...

!Hagamos un plan!
 !Viajemos todos a la luna
y si no podemos llegar
juguemos con el sol!


Besos a todo/as 
y mil gracias por estar ahí.

viernes, 28 de junio de 2013

El resplandor

Y cuando no entiendo nada
o estoy flasheada...
Sabiendo que no debo empeñarme en comprender
pero aún deslumbrada,
noqueada...

Entonces...

Solo entonces,
deseo que alguien me lleve a la luna.


La luna asombra mi vida como si fuera una ilusión.
Juan Ramón Jiménez

Fly me to the moon. Frank Sinatra

miércoles, 26 de junio de 2013

¿Por qué las mujeres odiamos a otras mujeres? (Bueno, otras mujeres, yo nunca he sido envidiosa)

Porque son más altas,
más delgadas
porque visten bien y
sonríen con franqueza.

Porque siempre van protegidas
por algún hombre que las cuidan
(Aunque sea más bajito, más mayor, gordo o sosito)
aún así parecen princesas.

Si además ganan más dinero
y dirigen equipos masculinos
son, definitivamente,
listas, competentes, eficaces, excelentes
y se hacen mucho más bellas.


Durante el día pueden ser pícaras con los hombres
y dulces de chocolate amargo en las noches compartidas.



 Pero sobre todo, sobre todo...

las odiamos/envidiamos
porque nos robaron la atención
del hombre que alguna vez nos quiso y nos amó,
y entre ambos
nos rompieron el corazón.

Según Hermann Hesse  
"Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros"...




Pues entonces...

Mil y una mujeres llevo dentro de mi.

Muestro mil y una caras y las odio/las odian... y las amo/las aman

y las quiero así

porque  todas, en algún momento dado,

han sido o son yo misma

Pat.mm


Une femme est une femme. Angela. Del film de Jean-Luc Godard. Música de Michel Legrand 

lunes, 24 de junio de 2013

Night and Day

Tras aquel encuentro casual
quisimos volver a vernos.
Pero cuando fui a buscarte
yo había recorrido el camino equivocado 
y tu mirabas en el sentido opuesto

Esperé a tus espaldas un giro, 
un medio gesto...

¿¿Cómo habíamos quedado?? ¿¿De noche o de día??
Tu enloquecedora parálisis y mi aburrido movimiento 
era una  mala combinación para un acuerdo.

No recibí nada que me indicara
si lo nuestro era lo acertado
si presentías mi presencia 
si de verdad me esperabas en silencio...

Y sin decirte adiós
me alejé...
pensando en nunca más volver...

Ni fijando mi mirada ni guardando un recuerdo.


Te he dado por muerto.
.

"Todo el color del mar subió a tus ojos
Todo el agua del mar bajó a mi llanto"

(Gloria Fuertes) 



Night and Day. Frank Sinatra

viernes, 21 de junio de 2013

Amor Adolescente

Escribí tu nombre tantas veces...

En varios idiomas y en color verde.

Tenía sabor a hierba 
y te cantaba a Serrat susurrando 
para que nunca me oyeras,
pero aguardando a que lo leyeras,
que lo supieras...
que al fin me reconocieras.

Te observaba bajaba mi mirada
cuando me fijabas tu magnífica sonrisa franca.

Tu sonrisa...


La recuerdo...
y tu nombre, 
solo eso


The Look of love- Diana Kroll

Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer.
Antonio Machado

martes, 18 de junio de 2013

Cuando la noche ilumina lo inerte

"La noche sugiere, 
no enseña. 

La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; 
ella libera en nosotros las fuerzas que, 
durante el día, 
son dominadas por la razón"
Brassai

In Caelum Fero. Adiemus
Karl Jenkins y la Orquesta Sinfónica de Londres 


Catedral de Santiago. Casco Viejo.Bilbao

"A veces,enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad"
Antonio Porchia

Y bajito te digo "Dame tu  noche oscura 
atenazada por las sombras
 y obtendrás mis madrugadas musicales, 
coloridas, 
alegres y luminosas 
plenas de voces blancas..."
Pat.mm



lunes, 17 de junio de 2013

Del aire pisando fuerte

El Príncipe vino,
me probó el zapatito de cristal
(me quedaba perfecto)

Me dejó con ellos puestos
y él se fue. 

Yo regresé al aire...Sigo pisando fuerte.

No me compares. Alejandro Sanz

viernes, 14 de junio de 2013

Uno... dos...tres segundos de descanso

Y mis ojos se cierran
sonrío... 
Uno, dos, tres segundos descansan...

Los abro después, 
están más limpios
Y ahora vuelvo a fotografiar...

que mi trabajo me gusta
pero me agota su intensidad.
La fotógrafa profesional. (y yo detrás de la compacta). Shopping Night Bilbao. Yo Dona. 06 de Junio 2013

Dedicado a los/as que alguna vez se fijaron en mi mirada, centraron su objetivo y se esforzaron por enfocar  la imagen que revela mi parte oculta...
Gracias por unir corazón y mente para dar una interpretación diferente de mi realidad. Gracias por vuestro esfuerzo. Gracias por vuestro reconocimiento. Gracias por despertarme y siempre perdonarme.
Gracias siempre por ofrecerme generosamente vuestra visión - que no misión -  de otros mundos.
Gracias..
No puedo daros más que agradecimiento.

"Air"  de Juan Sebastian Bach- Café del Mar

martes, 11 de junio de 2013

El justo intercambio

¿...Que si te tengo rencor...?

Yo no te iba a pagar con la misma moneda (lo sabías)
Hiciste muy bien en utilizar la tuya.

Yo me fuí...

y tu apostaste por ganar.

Lo conseguiste...
(!Me dolió tan increíblemente tanto...!


The best of me- Bryan Adams

domingo, 9 de junio de 2013

Debo...

Debo terminar de recoger la cocina,
vaciar la lavadora,
descolgar la ropa
y tender la recién lavada.

Tengo que hacer el desayuno, las camas, 
arreglar el salón, 
ordenar papeles, 
ir preparando la comida.

Voy a trabajar.
(y mañana también)

Debo... pero quiero estar aquí
Aturdida por el sol, fundida con el mar.



Enya: Book of Days

Querer y deber son dos fuerzas activadoras de la moral que no suelen armonizar muy bien. 
Fernando Rodriguez Genovés

jueves, 6 de junio de 2013

¿De qué nos quejamos?

Todo marcha sobre ruedas...

La juventud y la vejez,
la salud y la enfermedad,
la educación, la formación,
la extrema niñez, la adolescencia,
la particularidad,
los salarios y el empleo,
la jubilación, las pensiones,
los bancos,
las empresas,
los créditos,
la alimentación...

Por cierto, a mí no me la dan con queso.
Yo ya no comulgo (!hace de esto tiempo!) 
con ruedas de molino.
Hoy he oído que muchos escolares
van al colegio
sin desayunar.

Todo marcha sobre ruedas
No les debe ir mal a los establecimientos de belleza y salud
reciben  clientes...
se abren cada vez más. 
Y tampoco a las ópticas...
no queremos perdernos la realidad... 


Por eso...los días que me quedan
quiero que me los des para amarte. 

Mis días. DLux-Nach-Flavio R.

miércoles, 5 de junio de 2013

Hamlet va al psiquiatra....de Enrique Mochales Miján


 Hamlet va al psiquiatra
  • Personajes
  • Actor/Hamlet
  • Acomodador
  • Novia
  • Novio
  • Amigo
  • Actriz/Ofelia
  • Director
  • Psiquiatra

Escena primera o acto primero:
(Interior del teatro donde se vaya a representar. Está vacío, a excepción de una mesa y alguna silla.)
(Se abre el telón, aparece, en medio del escenario, HAMLET, vestido con traje y corbata negros, con cuello medieval, y manteniendo en la mano una calavera.)
HAMLET: Ser, o no ser, he ahí el dilema, ¿qué es más elevado (en ese momento se oyen un par de toses de alguien del público- el efecto se consigue mediante altavoces detrás del público) para el espíritu: sufrir los golpes y dardos (otras dos personas tosiendo) de la insultante Fortuna o tomar (más toses, un poco más alto) las arma contra un piélago de calamidades, (más toses, más alto) y haciéndoles frente acabar con ellas? ¡Morir…, dormir, no más! (más y más toses, el actor gritando un poco) ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil (más toses, más alto) naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible!¡Morir…, dormir! (gritando mucho) ¡Dormir!
(desconcentración total del actor, pausa, se relaja, y mira hacia un punto concreto de la sala).
HAMLET (al director): ¡Oiga! ¡Director! ¡Haga algo! ¡Esto no es una performance! (tosecillas de fondo)
DIRECTOR (sale por el foro, un hombre grueso, saltando sobre un solo pie): ¡Pero qué les pasa! A ver, ¡Acomodador! ¡Acomodador! ¡Intente poner orden! ¡Adminístreles los primeros auxilios!
ACOMODADOR: Ya voy, ya, voy… pero qué quiere que le haga. ¡Están enfermos! (el viejo Acomodador empieza a preocuparse por el público, preguntándoles a los espectadores si están bien). ¡Aquí hay uno que necesita una ambulancia!
HAMLET: Pues llame a la policía. Y desalójelo. ¡Yo tengo que acabar el monólogo!
ACOMODADOR: Sí, pero qué quiere (le está empezando a entrar al Acomodador la tos) que yo le haga (cof, cof), estamos en invierno. (cof, cof)
(el ruido de las toses continúa, es un estruendo)
DIRECTOR: ¡Qué desastre de comienzo! ¡Yo no quiero ver esto, me voy entre bambalinas! (hace mutis).
HAMLET: (mirando a los espectadores, que siguen tosiendo) ¡Deberían vacunarse para venir al teatro! O traerse caramelos de menta, ¡coño! (lanzando el grito definitivo) ¡Basta! ¡Basta! ¡Basta yaaaa!.
(Sorprendentemente, las toses cesan, al unísono. El actor, con parsimonia exagerada recobra la posición con la calavera, se concentra, y reinicia el monólogo) Ser, o no ser, he ahí el dilema, ¿qué es más elevado para el espíritu: sufrir los golpes (carraspeo del actor) y dardos de la insultante Fortuna o (tosecilla del actor) tomar las armas contra un piélago de calamidades (cada vez más incómodo y casi declamando en falsete), y haciéndoles frente acabar con ellas?…(directamente: ataque de tos en toda regla por parte del actor).
(Mientras el actor está sufriendo el ataque de tos, el público comienza a toser de nuevo, y el actor hace mutis, tosiendo, en medio de una orgía de toses, y, muy enfadado, tira la calavera al suelo- estaría bien que fuese de goma y rebotase como un balón).
Fundido en negro.
…………………………………………………………………………………………….
2ª escena o acto:
(Empieza el monólogo, pero algo ocurre. El actor paranoico, empieza a imaginarse que al público no le está gustando su interpretación, y se le empieza a notar inseguro, se distrae,…., pasará por diferentes estados, le dice a alguien, enfadado).
HAMLET: ¡Eh! ¡Tú! ¡Sí, tú! ¡Te he visto bostezar!. ¿Qué pasa, que no te gusta la obra?
(Silencio.)
HAMLET: ¿Tú eres de los que creen que Shakespeare está acabado?
(Silencio.)
HAMLET: (se dirige a otro espectador) ¿Y tú, por qué te ríes? ¿Acaso te hago gracia? ¿No sabes que esto es un drama? ¿No sabes que a Shakespeare le encerraba su padre en un granero para que escribiese y escribiese?
(Silencio.)
HAMLET: ¡Te he visto! ¡Te he visto! ¡Te estás riendo de mí! (Baja del escenario y agarra a un espectador de las solapas.) ¡Sólo pido un poco de respeto! ¡Respeto! ¡Hasta que acabe la obra, nadie puede reírse! ¡Al primero que lo haga le parto la cabeza, a ver si empieza a reconocer el arte de una vez por todas! (suelta las solapas, y continúa, ofendido) ¡El personaje del príncipe Hamlet, a lo largo de la obra va desarrollando una serie de sentimientos y viviendo emociones que lo afectan psicológicamente, por lo que podemos notar una cierta progresión autodestructiva de Hamlet a través de sus monólogos, en los que deberías fijarte, cabroncete, porque Hamlet sufre!
(El actor adopta un tono de viejo profesor de universidad, se pone unas gafas redondas y una barbita blanca, despliega un gráfico con flechas donde más o menos viene la tragedia de Hamlet con algunos personajes relacionados, y da una clase magistral con voz de viejo erudito, señalando con una vara (que estaba sobre la mesa) el gráfico. La gracia está en sus cambios de tono, absurdos, sus subidas y bajadas de volumen, como si estuviera dando una clase magistral. Dadaísmo, improvisación del actor)
HAMLET :En el primer monólogo, podemos notar a un Hamlet jodidillo, pero no físicamente, sino que estropeado (subida de tono) por la reciente muerte de su padre, el Rey Hamlet, cuya muerte es misteriosa aún, y quizá lastima a alguien. Está molesto con la “repentina” decisión de su madre Gertrudis de casarse con el hermano de su padre, Claudio, a menos de un mes de haber enviudado, la probe. (gritando) ¡El príncipe da a conocer sus sentimientos ante dicha realidad: se muestra quejoso, molesto, avergonzado, sumiso, totalmente despendolado, y esa molestia pasa a ser angustia, porque no es capaz de hacer lo que le da la gana, y desea morirse: de muerte natural, ¡o por el suicidio!, lo que demuestra que es capaz de violar las leyes divinas de todos los dioses menos uno, con tal de terminar con tanto dolor, dolor, dolor, con tanto sufrimiento, con la angustia, ustia, ustia, que sentía, recayendo así su queja indirectamente en Dios! (Recobra el aliento. Señala al espectador con la vara). La Conciencia se mantiene corrupta en Hamlet, hasta en los momentos de la “aparente” locura que dicho personaje manifiesta, pero frente al dolor que siente por la realidad ajena en la que está sumergido, ansia morirse, suicidarse ¡lo que implica una violación a las Leyes Divinas! Recayendo sus quejas en Dios… ¡En Dios! ¿Lo entiendes?
(Silencio, el actor escudriña las primeras filas por si alguien se pasa, dando golpecitos con la vara en su mano.)
(Silencio.)
HAMLET: Bueno, así me gusta, que la gente sea sensible. Pero que no vuelva a ocurrir, que no me gusta utilizar la violencia, ¿eh?
(El actor se quita las gafas y la barbita blanca, rompe la vara, la tira sobre la mesa. Después mira los trocitos, y se los mete en el bolsillo).
HAMLET: A ver cómo seguía esto… Ah, sí, ahora uno de los espectadores se levanta y
(Antes de que pueda decir nada más, uno de los espectadores, colocado en “un asiento del que sea fácil salir”, se levanta:)
AMIGO: ¡Hombre! ¡Pero si eres Curro! ¡Hasta ahora no te había reconocido con ese disfraz! Y además, ¡cuánto has crecido! Soy Manolo, ¿te acuerdas? Tu compañero de pupitre en el colegio, el que dejó de estudiar y se metió a herbolario… ¡Manolo!
HAMLET: (cae en la cuenta) ¡Hombre Manolo! ¿Qué tal? ¿Qué es de tu vida? AMIGO: (Se levanta, se dirige al público y le señala, orgulloso) ¡Este es Curro, mi amigo Curro, es actor!
HAMLET: Hombre! No me presentes así… Me haces una payasada. No hay nada que me corte más que me presenten como actor, de buenas a primeras. (Reflexionando) Corta más que una navaja multiusos. Después tengo que ser gracioso por obligación. La gente siempre espera algo de mí…
AMIGO: Bueno, Curro, tampoco te lo tomes así. Además, cuando eres actor se supone que buscas la fama y que tu vida ya no es tan privada. Sacrificas eso por la popularidad, y a mí me viene muy bien porque así la gente sabe que tengo un amigo interesante… y me convierto en un famoso.
HAMLET: Pero ¿a que no presentas a la gente así: éste es Pepe. Es abogado?
AMIGO: Pues no. Pero es que ser actor es mucho más interesante. Cuando digo “Este es Curro, el actor” veo cómo te mira la gente… De arriba abajo. De acuerdo, luego siempre te lanzan un plátano para que lo atrapes con la boca, o alguna cosa así. Pero mira el lado positivo de las cosas. Siendo actor, ligas más que yo. Incluso con hombres.
HAMLET: Mentira. No me como un rosco. La gente piensa: “Bah. Otro actor de esos de pacotilla que actúan en alguna sala de tercera, otro desconocido que se cree que es la rependola”, o alguna cosa por el estilo.
AMIGO: Pero tú has hecho anuncios para la tele.
HAMLET: ¿Y qué? La caja boba. Todo el mundo hace anuncios para la caja esa, en la que dicen que estamos todos. Y además, ¿no entiendes que me quitas mi as de corazones en la manga? Cuando alguna pibita (pronunciado sensualmente) me pregunta en qué trabajo, yo digo, con sencillez: “Soy actor” (se pone chulito). Ella nota que tengo la suficiente modestia como para no haberlo dicho desde el principio, y ahí está el secreto del éxito. Guardar esa información para el último momento, cuando ella o él no se lo espera.
AMIGO: Pero si estás en escena Curro. Es evidente que eres actor. O una persona que hace de actor.
HAMLET: Ya. Pero me gustaría que me dejases decirlo a mí, y luego te quedases tranquilito en tu butaca hasta que te demuestre lo que soy capaz de hacer.
AMIGO: Vale, Curro. Tienes razón. Lo siento. Espero no haberte molestado, ¿eh? Dale recuerdos a tus tíos, a tu madre…
HAMLET: (interrumpiéndole con miedo) ¡Qué va, hombre, no ha sido nada! Tranqui, que luego nos tomamos unas cañas, después de la función (muy simpático). Conque herbolario, ¿eh? ¡Menudas las liábamos en el colegio! Venga, que ahora tengo que trabajar. Hasta el final de la función.
(El amigo se sienta: “¡Hasta ahora, Curro, majo!”, dice. El actor se concentra para tomar de nuevo el hilo, se lo piensa un momento, parece reconsiderarlo todo, y luego explica al público):
HAMLET: Soy actor.
Luego repite, como para autoconvencerse: Soy actor. Soy actor. ¡Soy actor!…
(Hace mutis por un lado mientras lo repite.)
(En ese momento, por el otro lado, entra Ofelia)
OFELIA: (vestida con traje negro “actual”, pero con cuello medieval) ¡Querido señor! ¿Cómo le va a vuestra alteza, después de tantos días? (comienza, luego se da cuenta de que no hay nadie)
Se da media vuelta y se marcha.
Fundido en negro.
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3ª escena o acto:
NOVIO y NOVIA (embarazada), entran discutiendo desde el fondo del pasillo de butacas, porque a él no le gusta ir al teatro y ella le ha “obligado”, él refunfuñando. El actor está inmóvil y silencioso en el escenario, mirando la calavera.
NOVIO: Que quede claro que me has obligado a ver esta mierda. Yo no quería venir. Te he dicho mil veces que no me gusta el teatro. Me parece una reliquia de la antigüedad, aunque sea moderno. Nunca me río. Y menos con Hamlet. Ésta me la pagas.
NOVIA: No seas así, espera por lo menos a verla.
NOVIO: Que no, que no. El teatro me revienta. Las obras me parecen aburridísimas. Las puestas en escena me deprimen. Prefiero una película. Una buena película.
NOVIA: Alguna vez hay que ver cosas diferentes, ¿no?
NOVIO: Ya, pero otra vez Hamlet… Y además, ¡Hamlet se va al psicólogo! ¿Qué clase de chorrada es esa? El psicólogo le quita todo el misterio a Hamlet, ¿no te das cuenta?
NOVIA: No es “Hamlet se va al psicólogo”, sino “Hamlet se va al psiquiatra”, que es mejor, porque el psiquiatra puede recetar.
(Se sientan, por fin, en sus butacas)
NOVIO: ¡Mira, si yo fuera Hamlet, sacaba una recortada, la recortaba más aún, hasta que quedase chiquitita, chiquitita, y me cargaba a todo el mundo: al psiquiatra, a la Ofelia y a la madre que les parió a todos! Además, sin un solo sentimiento de culpa judeocristiana, la escopeta me explotaría en las narices.
NOVIA: ¿Aunque haya que partir de una consideración metodológica para entender una obra de arte? Date cuenta de que estás haciendo una generalización antes de ver la obra.
NOVIO: Aún así. No te olvides de que la obra de Shakepeare es violenta, camina hacia el delirio, y llega al extremo de la locura.
NOVIA: Pero una locura muy poética, ¿eh? No te olvides.
NOVIO: Vale, todo lo que tú quieras. Pero el teatro me decepciona. Todo está inventado. Pasa lo mismo que con Da Vinci. Los nuevos directores lo transforman todo a su antojo, pero se repiten, y seguro que ésta, precisamente, no es la versión buena de Hamlet… ¡Ni la mala!
NOVIA: Pues me han dicho que te ríes. Además, nos conviene.
NOVIO: Ya, ya, eso está claro, pero me resulta un coñazo. Yo nunca me río de nadie.
NOVIA: Me da igual. Necesito la pasta. Date cuenta de que, dentro de poco, vamos a ser padres.
NOVIO: ¿Y tus familia?
NOVIA: Necesitamos más pasta, y venir al teatro es dinero fácil.
PÚBLICO (Amigo de Hamlet): ¡Shhhhh! ¡Callarse!
NOVIO: Bueno, todo sea por los espaguetis.
NOVIA: ¡Y por nosotros, no sólo por el niño! ¡Por la familia urbana!
PÚBLICO (Amigo de Hamlet, más alto): ¡¡Shhhhh!! ¡Por favor!
NOVIA: Vale, vale, ya me callo…
(Se ilumina el escenario, hasta ese momento oscuro.)
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4ª escena o acto:
(Actor con la calavera, que tiene nariz de payaso).
(“Ser o no ser”: Interpretación libre del monólogo sobre el mundo del teatro en general. La calavera, esta vez, sale con nariz de payaso, como ya se ha visto.)
HAMLET: Ser o no ser. ¿Ser una estrella de Broadway, o ser un payaso que actúa en los cumpleaños infantiles? ¿Ser una leyenda, o ser un anónimo que no ocupará un lugar en la Historia? Ésa es la cuestión… ¿Trabajar en el Arriaga, o en la puta calle…?
(A RELLENAR POR ACTORES CON EXPERIENCIA EN ESTE TEMA)
Cuando está a punto de terminar su “monólogo especial”, entra Ofelia.
HAMLET: Ofelia, hombre, ¿no ves que no he acabado?
OFELIA: Ah, bueno, perdona hombre…
(Se vuelve a marchar.)
Fundido en negro.
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5ª escena o acto:
(En torno a la mesa del escenario, que se ha convertido virtualmente en consulta del psiquiatra)
PSIQUIATRA: Entre, Hamlet, y póngase cómodo.
HAMLET: Gracias.
PSIQUIATRA: Bueno, señor Hamlet, ¿qué tal sigue esa melancolía de la que me habla usted?
HAMLET: Pues mire, tengo una necesidad esencial. La ira y la tristeza me embargan por esa necesidad esencial, sea cual sea. Pongámosle que tengo la “necesidad esencial” de seguir un curso existencial, como si obedeciera a una razón intrínseca inexorable que lo hace desembocar en la catástrofe. Por ejemplo, es como si pescara un pez y supiera que se me va a resbalar de las manos para caer al agua de nuevo. ¡Pero es que es eso lo que, en el fondo, quiero que suceda..!
PSIQUIATRA: Necesidad esencial, ¡Wesensnotwendige! (escupiendo cuando habla en alemán) más allá de lo irreal o no-clínico; contiene la esencia originaria o la imagen primaria del fenómeno humano, especie de “condensación de la realidad”. ¡Usted quiere un destino! Le entiendo, Hamlet, le entiendo. Prosiga.
HAMLET: Pues eso. Creo que debo hacer algo, incluso aunque me vaya la vida en ello. Como usted sabe, mi madre se casó demasiado pronto después de la muerte de mi padre… quizás con su asesino, y eso me pone enfermo. Por eso, no sé qué hacer, si esto o aquello, o lo otro. La verdad es que nada me satisface. Ni siquiera ser príncipe de Dinamarca, y ya sabe usted cómo vivimos los príncipes. Pero no. Padezco de una anedonia total. Vamos, que me levanto por las mañanas y no me apetece ni recitar el monólogo.
PSIQUIATRA: Es decir, que, en otras palabras, usted tiene un estar-en-el-mundo contradictorio consigo mismo, o, dicho sencillamente: ¡Selbstwidersprochenheit! (el psiquiatra grita y escupe como un oficial nazi, y Hamlet tiene que quitarse los escupitajos de la cara con la mano).
HAMLET: Dicho por usted suena más claro. Lo que me atormenta es la duda, ese no saber qué cojones está pasando.
PSIQUIATRA: En otras palabras, ¡Zweifel!, dubietas y dubium en latín, un ir y venir detenido entre posturas posibles sin hallar la salida, indeterminación y desgarramiento del ánimo básico atorado entre polos. Desesperación como un permanecer atrapado, atascado en estados alternantes. Eso es lo específico de su, digamos, melancolía. El problema es que está usted atrapado como una polilla.
HAMLET: Atrapado como una polilla.
PSIQUIATRA: Como una polilla. Su espíritu (¡Geist!, escupe) combate con su naturaleza íntima hasta el último acto. En el momento en que finalmente se identifica consigo mismo, es decir, al aceptar el combate definitivo con su enemigo, digamos Laertes, se abandona a lo que pueda pasar.
HAMLET: Coño, pues tiene usted razón. ¿Se ha leído usted mi destino?
PSIQUIATRA: Eso es im-po-si-ble, querido Hamlet. Yo no puedo leer su destino. Usted y yo “desafiamos a los augurios. Hasta en la caída de un gorrión hay una especial providencia …: estar dispuesto es todo [the readiness is all]” (pronuncia el inglés con más suavidad). Mi consejo es que practique el monólogo hasta llegar a una conclusión, aunque sé que pocos han llegado a esto. Yo soy omnicomprensivo, y no considero la cronología estricta de las escenas. Su depresividad o condición depresiva, ¡Schwermut! en alemán, depende de que entienda que complicarse la vida es una tontería. Sea usted príncipe, viva feliz, querido Hamlet. Deje que su madre se case con quien le de la gana y, sobre todo, intente consolarse con el amor de Ofelia. No la desprecie. ¡Deje al rey, su tío, en paz con su madre y no se meta con Laertes!
Madness, distemper, confusion, ecstasy, wildness? No, señor Hamlet. Simplemente, Hapinness.
HAMLET: Lo intento. Lo intento. Pero no puedo. No puedo. Es como si yo fuera una hoja en el agua condenada inexorablemente a caer por una cascada.
PSIQUIATRA: ¿Y ha pensado usted en la medicación?
HAMLET: Pero, ¿por qué tengo que tomar medicación?
PSIQUIATRA: Por esto (poniéndose un cachirulo en la cabeza y arrancándose a bailar unos pasos de jota aragonesa en medio de la consulta. Después se quita el cachirulo, lo guarda en un cajón, y se sienta de nuevo en su butaca):
PSIQUIATRA: ¿Comprende por qué tiene que medicarse?
HAMLET: Pues sí . Tiene razón. Debo de estar fatal.
Fundido en negro
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6ª escena o acto:
(Luces. Volvemos a la escena de Hamlet con la calavera. Cuando el actor practica el monólogo original, entra, por el foro, el director).
DIRECTOR: Oye… esto no va… ¿Por qué lo haces todo tan histriónico? ¿Qué quieres? ¿Demostrar que eres actor?
HAMLET: Es que soy actor.
DIRECTOR: (una vez más) Pero … ¿Por qué lo haces todo tan histriónico? ¿Qué quieres? ¿Demostrar que eres actor?
HAMLET: Es que soy actor.
DIRECTOR: Ya, precisamente… hasta cuando estamos en la calle, tomando copas, quieres ser actor,… ¿No eres capaz de ser persona?
ACTOR: Pues la verdad no lo sé.
DIRECTOR: Mira, tú, cuando vives ¿qué eres? ¿Un actor? ¡No! Eres una persona viva… A ver, busquemos otro ejemplo. ¿Cómo te declararías a la persona que amas?
HAMLET: (gritos exagerados) ¡Amor mío! ¡Para mí eres lo más! ¡No puedo vivir sin ti! (Se pone en pie y mueve las caderas como en un rock “n” roll)
DIRECTOR: No, eso no es así. Deberías moderar el tono y la compostura. Elegir el escenario y controlarte para que la emoción no te embargue. Mantener la cabeza fría. Decirle tan solo: “I love you” , o algo por el estilo, pero de una forma personal, profunda, ¡o divertida..! Y en el momento adecuado. Mira, un actor tiene que ser creíble, y sobre todo, debe aprender a ser persona. Prométeme que no volverás a sobreactuar cuando vayamos de copas o cuando comamos juntos en el restaurante de la esquina… Prométeme que tu papel más importante, de ahora en adelante, será ser persona.
HAMLET: Es que no puedo. No puedo dejar de ser actor. Cuando voy por la calle, tengo celos de las personas. De todos los sexos.
DIRECTOR: ¿Por qué?
HAMLET: Porque actúan como personas… (el actor gimotea un poco) … No puedo soportar verles interpretando su papel mejor que el mío. Ellos son electricistas, camareros, oficinistas, diseñadores, abogados, constructores de catedrales, profesores de esgrima… Su papel es mucho más llevadero que el mío. Porque, ¿cómo se interpreta el papel de una persona que interpreta papeles? Otros actores hacen de personas mucho mejor que yo… En cambio yo no tengo personalidad, y si la tengo, la tengo fragmentada en cientos de papeles.
DIRECTOR: (Se inclina, y toca con su mano el hombro del actor, acariciándole servilmente) Eso no es cierto. Yo te he visto actuar como una persona cuando no te ve nadie. Inténtalo. Prométeme que intentarás cambiar.
HAMLET: Lo prometo


soy una persona.
DIRECTOR: No. Eso no. Prométeme que vas a aprender a actuar como una persona. Eso es lo más difícil del mundo, y el primer paso para llegar a ser un gran actor. Los actores que sobreactúan en la vida real son malos actores. Di tan solo esto: “Un personaje es, también, una persona”.
HAMLET: Un personaje es también una persona
DIRECTOR: Prometo que de ahora en adelante no voy a ser un personaje a todas horas.
HAMLET: Prometo que de ahora en adelante no voy a ser un personaje a todas horas.
DIRECTOR: Eso promete. De acuerdo, a ver qué tal sale ahora, volvamos a empezar.
(El director hace mutis, y HAMLET, la persona, vuelve a empezar el monólogo, esta vez mucho más convincente. En mitad del monólogo, entra OFELIA)
HAMLET: Ofelia, hombre, por favor. ¡Que siempre te adelantas! Eres como un ferrari, digo maclaren, bueno, ¡yo qué sé!
(OFELIA le mira con cara de fastidio, chasquea la lengua, se da la vuelta y se marcha, meneando el culo.)
HAMLET: (Después de reflexionar un rato, como para autoconvencerse de que es persona, a raíz de su charla con el director, comienza a repetir, mientras mira la calavera) Soy una persona. Soy una persona. ¡Soy una persona! ¡Una persona humana! (señala la calavera) ¡Como éste lo fue algún día! ¡Ser o no ser, ese es el dilema!

Fundido en negro.
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7ª escena o acto
(Recapitulando, OFELIA, ha entrado en escena varias veces, pero HAMLET no le da pie y le dice siempre que se vaya, puesto que no acaba nunca el monólogo.)
Luces. Sale OFELIA a escena. Se vuelve a ir.
(Para que OFELIA pueda entrar en escena, y pueda trabajar, en este acto HAMLET debe recitar el monólogo, de una vez por todas, a una velocidad de vértigo, hasta perder el aliento, sin comas…)
HAMLET: (llega con aspecto agotado, caminando despacio, tira la chaqueta sobre la silla, coge la calavera, se concentra durante mucho rato –eso le da tiempo a descansar- y se pone a recitar de memoria y a la velocidad del rayo, sin entonación) ¡Ser o no ser: He aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar las armas contra un piélago de calamidades y haciéndoles frente acabar con ellas? ¡Morir dormir no más! ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! Morir dormir dormir tal vez soñar! ¡Sí ahí está el obstáculo! ¡Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevivir en aquel sueño de la muerte cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida! (el actor toma aliento ruidosamente, como si se fuera a sumergir en una piscina. Lo hará cada vez que sus pulmones se lo pidan, claro) ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio! Porque ¿quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo la injuria del opresor la afrenta del soberbio las congojas del amor desairado las tardanzas de la justicia las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete! ¿Quién querría llevar tan duras cargas gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa si no fuera por el temor de un algo después de la muerte esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen antes de lanzarnos a otros que desconocemos? Así la conciencia hace de todos nosotros unos cobardes y así los primitivos matices de la resolución desmayan bajo los pálidos toques del pensamiento y las empresas de mayores alientos e importancia por esa consideración tuercen su curso y dejan de tener nombre de acción… Pero ¡silencio!… La hermosa Ofelia (ya ahogándose el actor). Ninfa en tus plegarias acuérdate de mis pecados. ¡Puf!
(Cuando lo acaba, OFELIA entra en escena.)
(El público aplaude, los ganchos lo animan. El que más aplaude es el amigo de Hamlet, que es el primero,o el único, que se levanta y empieza a gritar: ¡Bravo Curro! ¡Bravo! ¡Bravo Currooo!).
(OFELIA se sienta en una silla, HAMLET hace lo propio frente a ella, y colocan sus manos y codos sobre la mesa para comenzar el pulso. Comienza, pues, el pulso).
OFELIA: Querido señor, ¿cómo le va a vuestra alteza después de tantos días?
(el diálogo se desarrolla entre OFELIA y HAMLET, con las voces afectadas por el esfuerzo del pulso).
HAMLET: Mis más humildes gracias; bien, bien, bien.
OFELIA : Señor, conservo algunos recuerdos, que tiempo ha deseaba restituiros. Os ruego que los admitáis ahora (el pulso parece que va a favor de Ofelia)
HAMLET (con esfuerzo, se recupera): No, yo no; nunca te he dado cosa alguna.
OFELIA : Mi respetable señor, sabéis muy bien que sí, y acompañando vuestras dádivas (gañido de esfuerzo) con frases de tan dulce aliento, que las hacían mucho más preciosas. Perdido su perfume, tomadlas de nuevo: porque para un corazón noble, los más ricos dones tórnanse mezquinos cuando ya el donador no muestra afecto. ¡Ahí los tenéis señor! (Ofelia está a punto de ganar.)
HAMLET: (riendo a duras penas, por el esfuerzo) ¡Ja, ja! ¿Eres honesta?
OFELIA: ¡Señor!
HAMLET: ¿Eres Hermosa?
OFELIA: ¿Qué quiere decir vuestra señoría?
HAMLET: Que si eres honesta y hermosa, tu honestidad no debiera admitir trato con tu hermosura (ganando el pulso Hamlet, esta vez)
OFELIA: Señor, ¿podría tener la hermosura mejor comercio que con la honestidad? (se esfuerza en recuperar su posición).
HAMLET: Evidentemente; porque el poder de la hermosura convertirá a la honestidad en una alcahueta mucho antes que la fuerza (gañido de esfuerzo) de la honestidad transforme a la hermosura en su semejanza. En otro tiempo, esto era una paradoja; pero en la edad presente es cosa probada. ¡Yo te amaba antes, Ofelia!
OFELIA: En verdad, señor, así me lo hicisteis creer (los dos iguales en el pulso).
HAMLET: Pues no debieras haberme creído; porque la virtud no puede injertarse en nuestro viejo tronco sin que nos quede de él algún mal resabio. ¡Yo te amaba!
OFELIA: Tanto mayor ha sido (gañido) mi decepción.
HAMLET: ¡Vete a un convento! ¿Por qué hablas de ser madre de pecadores? (Ofelia empieza a ganar el pulso. Hamlet resiste pero la parrafada le hace perder fuerzas.) Yo soy medianamente bueno, y, con todo, de tales cosas podría acusarme, que más valiera que mi madre no me hubiese echado al mundo (Hamlet se recupera un poco, gañido de esfuerzo.) Soy muy soberbio, ambicioso, vengativo, con más pecados sobre mi cabeza que pensamientos para combatirlos, fantasía para darles forma o tiempo para llevarlos a ejecución. ¿Por qué han de existir individuos como yo para arrastrase entre los cielos y la tierra? Todos somos unos bribones rematados; no te fíes de ninguno de nosotros. Vete, vete a un convento. ¿Dónde está tu padre?
OFELIA: (desde que comienza esta frase, comienza a ganar el pulso de nuevo) En casa señor.
HAMLET: Pues que le cierren bien las puertas (gañido), para que no haga en ninguna parte el bobo sino en su propia casa. (Ofelia está a punto de ganar) ¡Adiós..! (un gañido doloroso).
(¡Paf! OFELIA gana el pulso. Ambos se quedan en silencio, inmóviles como estatuas de hielo, mirándose a los ojos con expresión agresiva. Situación absurda. Pasa el tiempo y siguen en silencio. Se oyen los ladridos de un perro a lo lejos. Silencio. Se oye pasar una moto, como en un ambiente urbano. Silencio. Se oye pasar al camión de la basura -o máquina barredora-. La máquina se va alejando. Silencio.)
Entra el director:
DIRECTOR: (aplaudiendo pausadamente) Me ha gustado mucho el pulso entre los dos actores. ¡Muy bien! ¡Sí señor! (mira el reloj) Venga, ahora un descansito…
(Se va el director, y Hamlet saca de alguna parte un bocadillo. Ofelia se enciende un cigarrillo, fuma un par de caladas, y tira la ceniza dentro del ojo de la calavera. Se ponen a hablar de sus cosas, en tono intranscendental)
HAMLET. ¿Eso es una metáfora?
OFELIA: ¿Qué?
HAMLET: La ceniza en la calavera.
OFELIA: Esos son fantasmas tuyos, Hamlet. No lo he hecho queriendo. Además, ya sabes que en la escena séptima del cuarto acto, yo me ahogo. No se puede decir que domine la situación.
HAMLET: A mi me parece que sí. Incluso muerta.
OFELIA: Muerta para ti, Hamlet, no lo olvides. Yo sigo con mi vida y tú con la tuya.
HAMLET: Pero, Ofelia, yo aún te quiero. ¿No podríamos olvidar esas rencillas? Yo estoy dispuesto a renunciar a mi venganza si tú aceptas casarte conmigo. Después nos vamos de esta maldita obra antes de que la gente empiece a morir envenenada, y yo mate al rey Claudio.
OFELIA: Hamlet, no vives en el mundo real. Esto es una obra de teatro, una ficción, ¿entiendes? Y no hay que mezclarla con la realidad. Un “no” es un “no”, y punto.
HAMLET: Eres tan buena actriz, que hasta me estoy creyendo que, en realidad, no me amas.
OFELIA: (termina el cigarrillo, y lo apaga sobre el cráneo). Sigue ensayando, Hamlet, sigue ensayando, a ver si alguna vez la vida te sonríe y encuentras a una pareja adecuada que aleje de ti esa melancolía y ese abatimiento que te oprime. Yo no soy una medicina y no te quiero. Estoy aquí por el dinero. De hecho, si hubiera sabido que eras tú el que iba a interpretar este papel me lo hubiera pensado dos veces antes de aceptar ser Ofelia.
HAMLET: ¡Y qué voy a hacer solo, muerto mi padre!
OFELIA: Reponte de la muerte de tu padre. No sé… escucha música, sal a bailar, drógate, ¡yo qué sé! Enamórate de otra chica. O vuelve al psiquiatra, que sé que has dejado la medicación. Tu padre está muerto, y yo no formo parte de tu venganza. Es absurdo. (Ofelia se queda pensativa durante unos instantes. Suena el ulular de un búho y comienzan a oírse los grillos). En fin, me parece que estamos perdiendo el hilo de este remake absurdo, de esta segunda parte que se parece tanto a la primera… Segundas partes nunca fueron buenas, Hamlet. Se hace tarde, y mañana tenemos el estreno. Me parece que me voy a dormir.
HAMLET: ¿Cuál es tu número de habitación?
OFELIA: JA, JA, JA… No te lo voy a decir.
HAMLET: ¡Por favor!
OFELIA: No insistas. Me voy a la cama. Buenas noches…
Ofelia se marcha, dejando a Hamlet solo en el escenario, mientras se oyen los grillos. Hamlet no se acaba el bocadillo. Las luces se van apagando lentamente… hasta la oscuridad total. Pasa un tiempo, hasta que se oye la voz de Hamlet llamando, en las tinieblas:
HAMLET: ¿Señor Director? ¿Está ahí, señor Director? (llama a diferentes puertas: toc, toc, toc) ¿Director? ¿Director?
(De pronto se enciende la luz de la interna del acomodador)
ACOMODADOR: ¿Qué hace todavía aquí? ¡Son las doce de la noche! ¡Yo estaba a punto de marcharme!
HAMLET: Es que quería hablar con el Director. Sobre Ofelia. No hago buena pareja con ella.
ACOMODADOR: Pero, qué dice. ¡Si están los dos fantásticos! Mire, yo me he pasado la vida acomodando a la gente, y de teatro sé un buen rato. Cuando usted y Ofelia están en escena, nadie mueve un músculo. Todo el mundo está acomodado. Y cuando todo el mundo está acomodado es que la obra va bien.
HAMLET: No sé. Yo creo que no hay química.
ACOMODADOR: ¿Qué no hay química? No sea tontorrón, hombre, que sí que la hay. ¡Mira que decir que no hay química! ¡Estaríamos buenos! ¡Cuando usted y ella se juntan, saltan chispas! Mire, se lo voy a explicar (se sienta en una silla, el actor hace lo mismo). Usted tiene Fósforo, y ella Potasio.
HAMLET: No me diga.
ACOMODADOR: Pues sí le digo, como decía aquél. Cuando usted llora, sus lágrimas son de Manganeso. En cambio ella, cuando sonríe, desborda de Calcio y de Flúor. ¿No se da cuenta?, ¡es maravilloso! El amor es tan solo química. Sus abrazos son de Promecio, y sus miradas de Zirconio, y, a veces, cuando ustedes dos fingen que no se ven el uno al otro, flota el Mercurio en el aire. ¡La química es el material del que están hechas las emociones! Volframio son los amores perdidos, Rubidio las citas furtivas y Berilio las cartas apasionadas. Titanio la fría indiferencia y Rutenio la pasión desenfrenada. ¿Y cuando usted se prepara para verla? ¡Sale niquelado! ¿Y cuando ella se peina y se desabrocha un botón del escote para que usted se fije? ¡Rebosa Vanadio! ¡Es perfecto! ¡Sus elementos encajan del todo en la tabla periódica! ¿No se da cuenta?
HAMLET: Ya. Pero me parece que de números atómicos andamos fatal.
ACOMODADOR: Yo no lo creo. Tienen ustedes los números atómicos que les corresponden en cada momento. Además, uno no siempre va a estar tan semi-conductor. Todos tenemos nuestros baches. En otras palabras, todos respiramos Oxígeno, más o menos puro.
HAMLET: Ya, tiene usted razón. Debería preocuparme menos. Darme un buen baño de H2O con espuma, y relajarme.
ACOMODADOR: Claro, hombre, claro. Y expulsar los gases nobles. En fin, que no tiene usted nada de qué preocuparse. ¡Mande a los lantánidos y los actínidos a la mierda, y disfrute! Ese arsénico que le envenena, ¡olvídelo! ¡Y sáquele el cloruro sódico a la vida!
Silencio. Ambos se quedan pensativos.
ACOMODADOR: Bueno, se hace tarde, tengo que acompañarle a la salida.
El actor asiente, lentamente, coge su chaqueta y dice:
HAMLET: Gracias por sus consejos.
ACOMODADOR: (mientras se van) No ha sido nada, no ha sido nada. Podría contarle la historia de aquella novia mía, que era cajera de cine. Ella tenía demasiado Plomo corriendo por sus venas, era muy pesada, creía que el cine era mucho más importante que el teatro y, bueno, además le gustaba mucho el Oro, ya sabe, y un acomodador no gana para tanto…
La luz de la linterna se aleja, y la voz del acomodador también.
(Silencio. Poco a poco se callan los grillos. Fundido en negro.)
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8ª escena o acto. Número musical:
Canción de Hamlet
(Canción de cabaret cantada por Ofelia y los demás).
Ofelia: Hamlet,
vaya tipo, Hamlet,
un ser melancólico
según Tellenbach.
Hamlet,
vaya tipo, Hamlet,
el triste Hamlet
al psiquiatra va.
Según Biswanger
está condenado
a la catástrofe
porque sufre de delirio
y se deja llevar ¡por un destino!
(Ofelia se tapa la nariz)
Coros: Entre el polo medieval
y renacentista,
Hamlet se equivoca,
Hamlet se equivoca,
porque no es prático
y se lo toma todo de mal rollo…
(Agarrados por los brazos, y con juego de piernas sucesivo -tópico del music hall-, hacen los coros)
Coros: Hamlet, vaya chaval,
Hamlet, el vengativo,
que ve fantasmas de su padre
y sospecha de su madre.
Ofelia: Por culpa de Dios,
Hamlet no se entera,
por culpa de Dios,
Hamlet la arma al final.
Era un genio
pero no pudo elegir
entre ser héroe
o ser poeta.
Psiquiatra: Era un buen tipo,
al fin y al cabo,
pero estaba algo
majareta.
(Música del estribillo sin letra, todos bailan)
Ofelia: ¡Oh, si el Eterno no hubiera fijado
su ley contra el suicidio!
Hamlet no habría pasado
de un par de días
(Ofelia hace como si retorciese el cuello de un pollo: ¡Cueejjj!).
Coro: (apoteósico final) Y la verdad es que estaba deprimido
estaba tan, tan, tan deprimido,
padecía una depresión clínica de tipo reactivo,
y no se medicaba,
y al final pasó
lo que tenía que pasar… (bis, y tris y cuatris)
(Se acaba la canción y mantienen una pose desordenada un momento. Después saludan y todos se van. Fundido en negro.)
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Última escena o acto:
(Luces. El escenario está vacío, pero la mesa está engalanada con un mantel, viandas y botellas. Se oye la música que acaban de interpretar –en el acto anterior- de fondo, como si el escenario de verdad estuviese fuera de la sala. Poco a poco llegan todos los actores, un poco cansados pero contentos, y se sientan alrededor de la mesa con viandas. El director descorcha una botella de champán. Alguien saca un cartel que pone: ¡plop!).
OFELIA: ¡El estreno ha sido un éxito de ventas!
ACOMODADOR: Hasta yo me he aburrido.
AMIGO, NOVIA Y NOVIO: (asienten) Sí, la verdad es que ha sido maravilloso (Otro:) ¡Estupendo! (Otro:) ¡Magnífico!
NOVIA: (Se dirige al novio) ¿Y tú que no querías venir, ¿eh? Como en nuestra boda.
HAMLET: Eso sí, podríamos haber tenido mejor público (mascando una croqueta). Son precisamente los dos que faltan, los que se han ido. Esos eran los mejores.
ACOMODADOR: ¿Cuál de los dos públicos, el de aquí o el del estreno?
AMIGO: El del estreno, hombre, el de aquí ha estado maravilloso.
NOVIA: Buaggh.
DIRECTOR (con la boca llena): Ya sabes, al público no se le puede educar. O se tiene gastronomía o no se tiene (todos con la boca llena).
HAMLET: Y qué falta de consideración. No tienen piedad. Se reían cruelmente de la desgracia ajena. ¡Cuando Hamlet estaba sufriendo, ellos se reían! Es lo peor que te puede pasar con una tragedia, un público con la risa fácil. Soy como el tonto de la clase.
DIRECTOR: Y luego las toses, ¿A quién se le ocurre? Si estás con catarro, te quedas en casa y punto (Todos asienten, con la boca llena). Apunta eso: en la próxima función, todos con un certificado médico que confirme que están sanos. Y al que venga riéndose le echas directamente.
ACOMODADOR: Le echo. No faltaba más. Aunque también podían darnos a los acomodadores unos caramelos de menta, o unas juanolas, para repartir. Siempre lo he dicho. Me acuerdo de que tuve una novia que…
NOVIA Y NOVIO: (interrumpen al acomodador).
NOVIA: Oye, a nosotros no nos eches, ¿eh? Que nos hemos portado bien. NOVIO: Hemos aplaudido como locos.
HAMLET: Sí, la verdad, hay que reconocer que, TODOS os habéis portado muy bien. (Se levanta y se dirige hacia el público real) Tú. Sí, tú. Cómo te reías, ¿eh? Que te he visto. Y tú (dirigiéndose a otro), cuando han sonado las toses pregrabadas te has puesto a toser también, ¿eh? (El viejo acomodador se atraganta y se pone a toser.) ¿Lo véis? Si es que la tos es lo que tiene, que es muy contagiosa, Je, Je, Je… y tú, tú te has estado aguantando durante un buen rato el pis, ¿verdad? Ja, ja,ja… Como te retorcías en tu butaca. Sois magníficos, los mejores actores que he visto en mi vida (dirigiéndose al público en general). ¡El mejor actor: el público! (Grita. Luego se dirige a los espectadores reales): Y vosotros que creías que aplaudíais espontáneamente, ¿eh? Pues no, majos… Aplaudíais cuando empezaban a aplaudir nuestros ganchos. ¡Es el viejo truco! Mirad (Hace una seña a los de “la claque”, que se levantan y se ponen a aplaudir. Automáticamente, el público real les sigue la corriente y aplaude. A un gesto de Hamlet, todos dejan de aplaudir.)
HAMLET: ¡Nunca falla! (nota: si falla, improvisar: “Anda, pues ahora no ha salido”, y tal)
DIRECTOR (sacando la cartera): ¿En cuánto habíamos quedado?
NOVIA: Para potitos.
NOVIO: ¡Para pañales! (abraza a la novia embarazada).
DIRECTOR (dándoles el dinero): Toma y toma.
ACOMODADOR: Bueno, ahora sólo queda esperar las críticas. Yo conocí a un crítico que…
DIRECTOR: (le interrumpe, todo el mundo interrumpe al viejo acomodador: es costumbre) ¿Críticas? ¡Bah! Los críticos son una pandilla de envenenadores.
OFELIA: Unos resentidos.
HAMLET: Unos simples.
NOVIO: No saben reconocer el arte cuando lo ven.
NOVIA: Siempre están esperando a que metas la pata para que algo huela mal en Dinamarca.
HAMLET Y OFELIA: Son actores frustrados.
DIRECTOR: Directores frustrados.
PSIQUIATRA: Psiquiatras frustrados.
NOVIO Y NOVIA: Público frustrado.
ACOMODADOR: Acomodadores frustrados.
AMIGO: Amigos frustrados, amigo mío.
(Siguen comiendo y bebiendo, están un poco más borrachos).
OFELIA: (A Hamlet, con la boca llena) Por cierto, disfruté mucho dándote calabazas.
HAMLET: ¿Y ahora me darías una oportunidad? (Esperanzado).
OFELIA: No. No ha cambiado nada. ¡Ja, ja, ja! (Se le sale la comida de la boca).
DIRECTOR: Hamlet, si quieres ligártela, deberás actuar un poco mejor.
HAMLET: ¿Cómo? ¿Me está llamando mal actor?
OFELIA: Eso parece (maligna).
HAMLET: A ver, ¿me está llamando mal actor?
DIRECTOR: Hombre, precisamente Lawrence Olivier no eres.
HAMLET: ¡Repítalo!
DIRECTOR: Que no eres Lawrence Olivier.
HAMLET: Pues eso me da igual, no quiero ser Lawrence Olivier, pero no se lo consiento ni en broma, amigo Director. Le reto a un duelo.
NOVIO: Me ofrezco de padrino de Hamlet.
NOVIA: Pues yo seré el hada madrina del director, no faltaba más.
AMIGO: ¡Escoged las armas!
(Hamlet coge una tarta de nata de la mesa. El director hace lo propio. Se ponen espalda contra espalda, y avanzan unos pasos. Luego se dan la vuelta, y comienzan a andar en círculos, como si se tratase de una pelea entre fieras. Los demás les jalean: ¡Dale fuerte! ¡Venga, que se defienda! ¡Mátale, mátale! entre risas.)
Después de dar muchas vueltas jaleados por todos, de cambiarse la tarta de mano, y de cruzarse varias veces como si estuvieran bailando una danza grotesca, una coreografía salvaje, o algo así, el director es el primero en tirar la tarta de nata (gañido de esfuerzo). Hamlet se agacha, y la esquiva. Todos: ¡UUUUYYY!) De un brinco, del Director se abalanza sobre Hamlet y le planta su propia tarta en la cara. Aplasta con fuerza la cara del actor, que mueve los brazos desesperadamente y tira de los cabellos al otro, mientras farfulla gritos incomprensibles. (Todos ríen y lanzan a los contendientes trozos de comida, como en una orgía medieval). De poco le sirve forcejear a Hamlet. Los otros, cuando comprenden que Hamlet está sobreactuando, dejan de gritar y jalear la pelea. Es un momento dramático. Pasa una eternidad. Poco a poco, el esfuerzo parece estar asfixiando al propio Director, que, después de unos últimos pequeños espasmos, se derrumba sobre Hamlet y queda inmóvil en el escenario. Hamlet aparta el cuerpo y se retira arrastrándose hacia un lado, sin desembarazarse de la base de la tarta, que queda pegada a su cara, hasta que se desprende.
Después de un silencio total, los actores empiezan a reaccionar, a casi todos se les ha pasado la presunta borrachera. Se ponen de pie, y se acercan al director, haciendo un corro. Un foco les ilumina a ellos y al cuerpo del director desde arriba:
ACOMODADOR: ¡Hala! ¡Qué bruto! A ése no va a hacer falta acomodarle nunca más. Ya está muy cómodo. Eso me recuerda a una novia mía que se sentó…
PSIQUIATRA: (interrumpe al acomodador. El psiquiatra es el único que sigue borracho y tambaleándose) Tenía que suceder. “Si toda tragedia es mímesis (imitación, reproducción) de la vida, ésta no es una copia vil sino recreación autónoma -es decir, con autonomía de vuelo- de lo real destinada a descubrir sus leyes desconocidas, intrínsecas e inevitables”, como decía Aristóteles. Hamlet es una criatura enigmáticamente sorprendente y contradictoria (Widersprüchlichkeit) sobre todo bajo los efectos del alcohol y otras drogas.
OFELIA: ¡Joder, la que hemos armado! ¿Y ahora qué hacemos? Qué mal rollo, ¿no? Bueno, en fin, digo que esto debería ser un mal rollo, ji, ji, ji (traviesa).
AMIGO (nervioso): ¡Lo último, llamar a la policía! Primero a los bomberos.
NOVIA: ¿Ves como en el teatro pasan cosas interesantes? Nunca hubiera dicho que una tarta de nata pudiera matar. Esto es un influjo de la antigua posmodernidad, o de la transvanguardia, o del grupo pánico -¡brrr!- estoy segura.
NOVIO: De verdad, yo al principio no quería venir, pero desde ahora me lo voy a pensar dos veces. Esto es mejor que una película. Qué cara se le ha quedado al pobre. A éste no le gustaba mucho el dulce, ¿eh?
ACOMODADOR: No. El director era de carne… y hueso. Chuletones y esas cosas. Nunca tomaba postre (Quita la base de la tarta y limpia los rastros de nata de la cara del Director, enciende la linterna y apunta hacia la cara, examinándola. Luego apaga de nuevo la linterna, y se la coloca en el cinto).
HAMLET (se pone en pie con dificultad): ¡Anda, pues me lo he cargado! (Se lleva las manos a la cabeza, despeinándose, tirándose de los pelos, es el único que parece muy preocupado, al borde de la desesperación.) No, si era mi destino (gimotea, un poco aturdido). No pasa una sola representación sin que me cargue a alguien. El otro día, sin querer, le di una patada a la escalera de un electricista…
OFELIA (le interrumpe): No seas bobo, Hamlet (le acaricia el pelo revuelto, se rechupetea los dedos). Eso le puede pasar a cualquiera. Además, es sólo el director. Bah. ¿Qué papel tenía en al obra? ¡Era un personaje plano! ¡Como un mapa! ¡Sólo ha salido en una escena, diciendo unas pocas bobadas para justificar su presencia entre nosotros! Los actores hemos sobrevivido, hemos encontrado un amigo. ¿Para qué nos hace falta un director?
AMIGO: ¡Para nada, en definitiva! ¡Es el fin!
NOVIA: Es simplemente una imagen corporativa.
NOVIO: Solamente un… cantamañanas. ¿Cantaba por las mañanas? Pobrecito…
PSIQUIATRA: (muy borracho) Yo propongo alterar el inestable equilibrio entre el deber y el querer transformándolo en un conflicto externo, minimizando las consecuencias de este accidente (se tira un eructo). Así pues, podemos continuar nuestras investigaciones trasladando al plano etílico la antigua culpa heredada frente a unas cervezas en el bar. ¡Matemos al barman!
NOVIO: ¡Eso, venga, vamos a matar al barman, que aquí ya no podemos hacer nada! ¡Que “lo que permanece, lo fundan los poetas”, como dijo el bardo.
HAMLET: ¡Pero… acabo de asesinar a una persona!
OFELIA: Ya será menos, Hamlet… Te das demasiada importancia.
PSIQUIATRA: ¡No! ¡Es la guerra!
HAMLET: Pero es que yo no quería… sinqueriendo. ¡Oh, dioses del Averno! (y luego, dirigiéndose al público) ¡Relatad, amigos míos, la historia de mi infortunio, que lo sepa toda la humanidad! ¡Pensad que soy tan sólo un hombre que nada pudo hacer frente a su destino!
TODOS (al unísono): ¡¡Hamlet por favor!! ¡¡Cállate!!
HAMLET: (Cambiando inmediatamente de tono, y peinándose un poco) Bueno, vale, ya me callo. Pero sólo porque mis palabras tienen copyright.
TODOS: Venga vámonos ya. (Otro:) Sí, vámonos, aquí no hay nada que ver. (Otro:) Venga. (Otro:) ¡El director… ha muerto!
ACOMODADOR: Esperad, que enciendo la linterna… (les muestra el camino).
(Se van todos siguiendo al acomodador, medio hablando, medio berreando, comentando los sucesos, y reflexionando sobre cómo justificar la extraña muerte (diremos que se cayó por un pasillo y fue a parar a unas escaleras, que era amante de JFK, que se ha muerto porque ha querido, que se ha muerto porque no ha querido a nadie, que le ha matado Hamlet, y no tú). Oscuridad en el plató, escenario o lo que sea.
Minutos más tarde, el acomodador vuelve e ilumina el cuerpo del director con su “luciérnaga”.
Empieza a sonar una música medieval de ángeles, como de Tedeum. Durante unos minutos, la gente cree que ha acabado la obra, pero, de pronto, un rayón en el disco (efecto especial: rayo), como si alguien hubiera empujado la aguja con el dedo, detiene la música de golpe.
Segundos más tarde, se levanta un brazo del director, tembloroso, como si buscase la luz en un último estertor. El público cree que incluso el director ha podido resucitar, pero el brazo vuelve a caer y queda en la postura original.
(Comienza otra música medieval, ahora de fiesta, y esta vez es el final de verdad. El director se levanta para bailar una danza medieval de primavera a la que todos los actores acuden, bailando en círculos.)

Enrique Mochales Mijan. Hamlet va al psiquiatra.