Hoy no haré poesía..
Ayer hice una cosa buena, quiza dos. De la primera no me arrepiento y espero volver a repetirla. De la segunda, no me arrepiento y deseo no volver a repetirla (una aparente contradicción que es todo coherencia, sinceridad, y la conciencia muy tranquila para abrir mi corazón aunque nadie entre y dejarlo de par en par unos segundos, unos minutos, unas horas, quizá unos días para que yo misma vuelva a cerrar sus puertas y encadenarlo...)
En fin..., menos mal que hoy no iba a hacer poesía.
La playa de Bakio (Bizkaia), mi preferida por su amplitud, por su mar fresco y a veces muy frío. Calidad del agua: Excelente.
El Cantábrico en Bakio es bautismal, es renacer, volver de nuevo a reencontrarte, despejar la mente y el corazón, disfrutar de sus aguas límpidas, batientes, enfrentarte a sus olas, a sus corrientes, recibir de frente el golpe de mar, bucear bajo sus enormes olas, sentir las burbujas acariciando toda tu piel y jugando a enmarañarte el pelo.
El Cantábrico, en Bakio, puede ser una cuna que te mece o te acoge como un lecho de muerte. Como todo mar que se precie, puede ser traicionero, arrastrarte muy lejos y hacerte desaparecer como Alfonsina, aunque tu quieras seguir viviendo. He visto a una mujer a esta profundidad resbalar, caer, girar como una muñeca rota, golpearse contra las rocas y entre todos ayudarle a levantarse; ella misma era incapaz.
(He visto también a un ahogado en esta playa - he visto a más de uno en otras costas también Cantábricas - y dejé de ver para siempre a tres amigos cuando salieron con su velero un día de mala mar. Nunca se les encontró, jamas volvieron)
Disfruté viendo a estos niños jugar. Recordé mi niñez; mi hermana y yo llevábamos el mismo tipo de braguita de bañador. (Creo que tengo por el blog una fotografía, iba "armada" con un flotador de los de antaño...!Ya casi no se ven!)
Si lo tratas con cuidado y si tu te cuidas lo necesario, el Cantábrico no te hará daño.
Por eso os pido amigos que si alguna vez os acercáis respetad las banderas y las señales; bañaros únicamente en la zona balizada y no más allá de la cintura. Socorristas y también surferos se han jugado más de una vez la vida por la temeridad de algunas personas. Y yo os quiero, chicos/as...Cuidaros.
Muchos besos y gracias a todos por soportar este "rollo" ...Esto hice de bueno ayer, reír con el mar y sincerarme - que no humillarme - con el silencio, por que yo no pido ni mendigo, sólo ofrezco.
El mar también elige puertos donde reír como los marineros. El mar de los que son. El mar también elige puertos donde morir. Como los marineros. El mar de los que fueron.
Miguel Hernández